Ponente
Descripción
Los Estados Unidos han evidenciado desde principios del siglo XXI un proceso de decadencia en su poder hegemónico a escala internacional. Esta erosión hegemónica se constata con la puesta en marcha de una estrategia de guerra preventiva contra regímenes posiblemente contrarios a su dominio, y como manutención de los contextos regionales donde las intervenciones armadas y la expansión de sus controles militares en el globo han generado un declive hegemónico.
La pérdida hegemónica de Estados Unidos, comprendida como una formula en la que el consenso y la coerción no manifiesten una asimetría tal que imposibilite revestir las actuaciones unilaterales coercitivas de alguna forma de legitimidad. La puesta en marcha de una mayor inclinación hacia la coerción que al consenso velado, y la crisis económica propias del sistema capitalista en decadencia, ha llevado a Estados Unidos a intensificar su presencia a partir de las violencias ahondando en la erosión de su hegemonía y legitimidad alienada.
Estados Unidos en este contexto desde principios del siglo XXI y con una disputa en cierne con la República Popular de China en materia económica y en confrontación militar indirecta con la Federación de Rusia ha tomado la decisión de elegir para un segundo mandato no consecutivo a Donald Trump. La elección de Donald Trump manifiesta el cambio de táctica en la estratégica de dominación en la que la violencia directa y no soterrada inclinaría la balanza ante su pérdida de hegemonía. Sin embargo, esta estrategia materializa a mediano y largo plazo el fin de la hegemonía e imperialismo de los Estados Unidos tras un siglo de su poderío global.
Denotar las políticas proteccionistas como manipulación a los gobiernos periféricos; las imposiciones arancelarias ante las disputas comerciales con propios y extraños como son los casos de la Unión Europea y China respectivamente; La retirada de disputa simbólica a partir de la cooperación con la suspensión o transformación de la USAID; Y, la presunta austeridad en el gasto del Estado Imperialista materializaría la descomposición de la hegemonía del imperialismo estadounidense en el contexto actual.
Este contexto a nivel internacional genera un desorden global en el que el reajuste espacial a nivel regional y global intensificara las guerras, revoluciones y contrarrevoluciones, posibilitando así las disputas por el horizonte de sentido. El contexto de desorden permite el análisis de una sociedad bajo un sistema socioeconómico diferente tanto desde un proyecto anticapitalista, como hasta proyectos fascistas y neofascistas, lo cual hace prioritario el desarrollo y puesta en marcha de experiencias humanistas que permitan la desalienación del sistema.
| Forma de participación | Presencial |
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