Ponente
Descripción
El arribo de Donald Trump para un segundo periodo en la presidencia en Estados Unidos representa la conclusión de un proyecto radical de articulación capitalista de violencia económica anónima y violencia política. Ante la actual crisis epocal del capitalismo que tiene entre sus múltiples dimisiones el arribo de la crisis económica, crisis alimentaria, mundialización de la pobreza, la crisis ambiental de sobrecalentamiento planetario y aunado con la lucha por la hegemonía mundial dotan al proyecto neoautoritario del nuevo gobierno de la Casa Blanca de una reconfiguración extremadamente violenta del capitalismo mundial. Basta observar las pretensiones de anexar a Canadá como parte del Estado 51 de EU, la recuperación del Canal de Panamá, el control de Groenlandia y el Golfo de México y las pretensiones de invasión militar a México debido a la designación de terrorista a los carteles, muestran que el capitalismo comandado por Trump y la ultraderecha mundial apuestan por una recomposición geopolítica que dote a EU de un lebensraum hitleriano para el siglo XXI que le dé condiciones para asegurar que la hegemonía mundial permanezca en América. A contrapelo de interpretaciones sobre la construcción de un mundo multipolar, Make America Great Again es un lema que demuestra todo lo contrario, o el siglo XXI será un siglo americano o sino que arda el mundo.
En este contexto, Latinoamérica es un espacio geoestratégico sin igual para la lucha por la hegemonía mundial. No solo es basto en los recursos naturales estratégicos para que EU pueda posicionarse ante China (petróleo, gas, litio, biodiversidad, agua, etc), sino que en términos políticos representa el choque no solo de múltiples respuestas de capitalismo ante la crisis epocal, sino, además la región ha construido experiencias contrahegemónicas interconectadas con incipientes pero genuinas experiencias anticapitalistas. La ofensiva neoautoritaria pretende establecer formas de estado de excepción permanente en la región. La avalancha de golpes de Estado o intentonas de golpes de Estado blando pretenden generar inestabilidad permanente en los gobiernos de izquierda para reconvertir su población en masas neoautoritarias que abran el camino a gobiernos de ultraderecha que integren la región al proyecto autoritario trumpista mediante formas de desposesión cada vez más radical.
Resulta preocupante que ante dichas amenazas diversos espacios de izquierda den la espalda a gobiernos como Bolivia y Venezuela. Ante dicho peligro mundial resulta emergente impulsar y consolidar formas contrahegemónicas dentro del Estado que logren articularse cada vez más con los movimientos sociales. Las relaciones de poder contra el imperialismo requieren articular proyectos de nación cada vez más radicales que no ermita que los recursos naturales y los núcleos estratégicos de la reproducción nacional sean espuriamente controlados por el capital trasnacional. Hoy más que nunca la emergencia de construcción de Estados contrahegemónicos es más necesaria para la construcción de sociedades alternativas.
Forma de participación | Presencial |
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